Se tomó el voltámetro de Hoffman al cual se le agrego ácido sulfúrico, luego mediante el proceso de electrólisis se dividió el hidrógeno del azufre (H2 – SO4). El hidrógeno se encapsuló en un tubo de ensayo y posteriormente se le aproximó una chispa y esto trajo como respuesta una reacción explosiva.
Gracias a ésto se demuestra que la potencialidad del hidrógeno es capaz de generar un proceso de combustión

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